Contaba maravillosamente Canetti que en un momento concreto de la historia «la totalidad del género humano habría abandonado de repente la realidad» y que debería ser nuestro objetivo retornar la humanidad a un estado verdadero, anterior a ese abandono. Le respondía Jean Baudrillard en las «Estrategias fatales» que ya alcanzáramos nuestro punto de no retorno. Estas ideas sobre múltiples realidades que anticipaba Canetti, se observan reflejadas en todo este corpus de obras que nos hablan de distopías del futuro en las que el engaño de una realidad de los espejos sepulta las posibilidades de percepción de otra verdadera; «Matrix», «The Congress», «Black Mirror». No es tan remoto ese futuro. A toda velocidad, corremos todos juntos hacia ese mundo con el apoyo de nuestras nuevas tecnologías visuales. La realidad virtual empieza a jugar en serio y la aumentada se postula como su evolución natural, pero a menudo, cuando pensamos en «todos», nos olvidamos de los que no son tan veloces, aquellos que tienen enormes dificultades para interaccionar con un mundo que construimos a nuestra manera, pensando en la mayoría.
Desde la escuela EISV de Vigo sabemos que es nuestra obligación una pedagogía inclusiva que contemple las necesidades generales y específicas para hacer partícipes de las transformaciones del mundo a todos aquellos en condición de diversidad funcional. Observamos con enorme interés las propuestas de empresas como Tribemix, Tehera o Neuroathome, que están trabajando en un uso de la tecnología «para el bien» tal y como expresa Tribemix. Las nuevas tecnologías de la imagen; la realidad virutal y la aumentada tienen un gran potencial a la hora de desarrollar pedagogías para la inclusión. En Tribemix trabajan en diseñar «experiencias» para personas con demencia senil, proporcionándoles mayor calidad de vida. En Tehera usan dispositivos de realidad virutal para la rehabilitación de pacientes con daño cerebral. No podemos dejarlos atrás; padecen deficiencias físicas o cognitivas, enfermedades neurodegenerativas, diferentes formas de autismo, síndrome de Down, demencia senil. Todo esto, al final tan sólo se reduce a que perciben la realidad de una forma completamente distinta a esa otra mayoría en la que nosotros parecemos encontrarnos y que mayoritariamente toma las decisiones importantes.
Nuevas herramientas nos traen mundos paralelos que pueden ser de ayuda para encontrarnos, esta vez sí, «todos», en una vivencia común conformando un mundo más inclusivo. Terapia de sanación, educación y ocio, pueden y deben formar parte de una nueva forma de interpretar el modo en que repensemos la inclusión, y así mientras avanzamos sin temor ni temblor hacia esos mundos distópicos, viajaremos con ellos, traigamos con nosotros a esas otras personas que no pueden más que percibir una realidad completamente distinta a la nuestra, porque a lo mejor, cuando aquel futuro trágico que representan las obras de arte de la ciencia ficción nos alcancen, ellos podrán ser nuestra salvación.