Conversamos con la delegada de CIMA en Galicia, después de recoger el XIII Premio Sellier de la Academia Galega do Audiovisual.
¿Qué significa para CIMA recibir el Premio José Sellier por su especial relevancia para el sector audiovisual?
El Premio José Sellier distingue el trabajo de iniciativas de especial relevancia para el conjunto del sector audiovisual, por lo tanto, es un honor recibirlo. Uno de los objetivos de CIMA es promover medidas que fomenten la igualdad de oportunidades en el sector y, en ese sentido, ha logrado muchas mejoras, lo que supone un enorme progreso no solo para el sector, sino también para la sociedad.
¿Puedes hablarnos un poco de la delegación de CIMA en Galicia (cuánto tiempo lleva activa, qué delegadas han pasado por ella, principales hitos)?
La delegación territorial de Galicia fue la primera de las ocho actuales. Se constituyó en 2009 y cuenta, a día de hoy, con 59 socias. Las delegadas hasta la fecha han sido: Chelo Loureiro, Marta Villar y yo.
Esta delegación organizó el ‘II Congreso CIMA’ en Santiago de Compostela en 2010 y desde 2021 colabora con la Diputación de Pontevedra en la celebración del ‘Premio Mulleres no Foco’. Este premio distingue cada año a tres mujeres de la industria con perfiles con perspectiva de género, activistas por el reconocimiento de la mujer en el sector y promotoras del empleo femenino en el audiovisual gallego.
CIMA Galicia también desarrolló el primer estudio sobre el audiovisual en Galicia, “Representación y representatividad de las mujeres en el audiovisual gallego. Ficción 2020”, en colaboración con la Diputación de Ourense.
¿Cuáles consideras que han sido los principales hitos alcanzados por CIMA a lo largo de su trayectoria?
Creo que CIMA desarrolla una serie de medidas y actividades que en su conjunto han impulsado la carrera de las mujeres en el sector. La introducción del sistema de puntos en las ayudas públicas ha promovido que mujeres de departamentos, tanto artísticos como técnicos, sean tenidas en cuenta al conformar los equipos de las películas: directoras de fotografía, compositoras, directoras de arte, sonidistas, etc.
Además, la reserva de crédito en las subvenciones para proyectos liderados por mujeres ha supuesto un avance en la igualdad de oportunidades para todas, porque donde las mujeres lideran, otras tienen más oportunidades.
Por otro lado, CIMA desarrolla programas como el ‘CIMA Impulsa’ o el ‘Mentoring 1to1’, donde mujeres profesionales con trayectorias extensas apoyan a compañeras que están iniciando sus carreras.
¿Qué retos quedan por afrontar para lograr una representación más equitativa en el sector audiovisual?
Queda mucho camino por recorrer para llegar al 50-50, que sería la proporción más equitativa, y además hay compañeras que lo tienen más difícil que otras. Pienso en las más jóvenes, en las que tienen menos recursos económicos para estudiar cine, pero también en las de mayor edad, que desarrollaron sus carreras en un momento donde había muy poco espacio para las mujeres cineastas y ahora que se han abierto más oportunidades tampoco parecen estar dirigidas a ellas.
CIMA ha conseguido muchas medidas allí donde llegan las políticas públicas, pero en el sector privado, que no depende de ayudas públicas, queda mucho por hacer.
¿Cómo afecta la perspectiva de género a la creación de contenidos? ¿Observas un cambio en la narrativa gracias a la mayor presencia de mujeres?
Es importante decir que la perspectiva de género promueve cambios que van más allá de lo que vemos en las pantallas. No se trata solo de qué películas se hacen y los temas que tratan, sino también de cómo se hace el cine, qué relaciones se dan en el rodaje y cómo fomentar que el trabajo sea un espacio seguro y libre de violencias. En este sentido, están siendo muy importantes la introducción de protocolos de prevención de acoso y la labor de las coordinadoras de intimidad para las secuencias íntimas, que esperamos que sean figuras obligatorias en el futuro.
En cuanto a los contenidos, es innegable la influencia de la representación de lo que vemos en las pantallas en la socialización y construcción de las personas. Este es un tema amplísimo y hay muchos informes elaborados al respecto. En general, puedo decir que la perspectiva de género y la aparición de nuevas temáticas y miradas han ampliado el tipo de personajes y relaciones que aparecen en los productos audiovisuales.
Por ejemplo, en el informe elaborado por CIMA Galicia en 2020 sobre la representatividad de las mujeres en el audiovisual gallego, hay datos muy interesantes sobre el análisis de roles de género de los personajes y los vínculos y relaciones que se establecen entre ellos. Los resultados mostraban que el grado de conflictividad entre hombres alcanzaba el 70%, mientras que en las relaciones entre mujeres un 70% de los vínculos eran de apoyo frente al 42,10% de vínculos de conflicto. Esto nos hace pensar, por un lado, que persiste una socialización de los hombres a través de la violencia y, por otro, rompe estereotipos sobre la rivalidad entre mujeres.
También recuerdo lo que decía Jaione Camborda en la presentación de ‘O Corno’ en San Sebastián sobre la representación audiovisual de mujeres dando a luz. Estamos acostumbradas a ver en cine y televisión mujeres siempre histéricas, gritando, asustadas, cuando en realidad durante el parto la conexión de las mujeres con su cuerpo es total y el ambiente es más de una concentración intensa.
En este sentido, es muy importante el análisis de los contenidos infantiles para saber qué sociedad estamos construyendo. Podemos sacar conclusiones del ‘Informe sobre el contenido de las series infantiles’, elaborado por CIMA y la Universidad Complutense en 2022, que muestra que la representación de mujeres y hombres sigue anclada en los estereotipos: se sigue entronizando a los varones, dándoles casi la exclusividad del protagonismo, siguen siendo los líderes y héroes, mientras que la representación de las mujeres sigue condicionada a roles clásicos, señalando como horizonte el entorno familiar o el deber romántico.
¿Qué objetivos tiene CIMA en Galicia para los próximos años?
Los objetivos son los mismos que los de la organización estatal: lo ideal es que con las delegaciones haya una relación de ida y vuelta, que en Galicia podamos nutrirnos y beneficiarnos de las acciones y actividades desarrolladas a nivel estatal e influir en ellas desde nuestras necesidades específicas.
Aquí es importante tejer una red de colaboración entre las compañeras y también con otras asociaciones para trabajar conjuntamente. Ahora mismo estamos trabajando con el resto de asociaciones en la elaboración de un ‘Protocolo de prevención del acoso sexual en el ámbito laboral en el sector audiovisual’. Mantenemos la colaboración con la Diputación de Pontevedra para la celebración de ‘Mulleres no Foco’ y estamos abriendo conversaciones con otras instituciones para nuevas iniciativas.
¿Cómo puede la sociedad, más allá del sector audiovisual, contribuir a apoyar el trabajo de organizaciones como CIMA?
Participando en todo tipo de asociaciones e iniciativas feministas e introduciendo la perspectiva de género en sus distintos ámbitos profesionales, colectivos y privados. El trabajo de CIMA se enmarca dentro de los avances del feminismo. En este sentido, CIMA es una herramienta del feminismo para mejorar la situación de las mujeres en un sector específico, en este caso el audiovisual, y llevar la perspectiva de género al arte y el entretenimiento que consume el público.
¿Qué mensaje te gustaría transmitir a las nuevas generaciones de mujeres que quieren abrirse camino en el cine y la televisión?
Primero, que sepan y confíen en que este es su lugar tanto como el de cualquiera. Luego, creo que es importante que, en paralelo a su desarrollo profesional personal, tomen conciencia de que tenemos una deuda con quienes vinieron antes abriéndonos camino y que esa deuda se paga parcialmente contribuyendo a que las siguientes generaciones lo tengan más fácil que ellas.