Hablar de Margarita Ledo es hablar de una referente, de una figura indispensable para entender la cultura gallega actual en su definición más amplia. Docente, escritora, cineasta, Catedrática de Comunicación Audiovisual de la Universidade de Santiago de Compostela, miembro de número de la Real Academia Galega, primera mujer a quien se le concede el premio Otero Pedrayo, Premio Nacional de la Cultura Galega en 2008… la lista de sus logros y reconocimientos es extensa. Vuelve a ponerse detrás de las cámaras para dirigir Nación, su cuarto largometraje, que se estrena en el Festival de Cine de Sevilla y que cuenta la lucha de las operarias de la fábrica Pontesa.
Un documental que habla de la lucha obrera desde el punto de vista de las mujeres, teniendo en cuenta las implicaciones que supuso su incorporación a la fuerza de trabajo, en tiempos convulsos para el sector fabril.
¿Por que decides contar la historia de las operarias de Pontesa?
Por una frase en un vídeo doméstico. Una antigua operaria de Pontesa se dirige a todas las mujeres: “Nunca trabajéis gratis, por favor”. ¡A la mierda!”. La encontré en Alxán, la aldea donde vive. Se llama Nieves Lusquiños y se convirtió en el hilo de la película. Por otra parte, Pontesa, que se instala en la ría de Vigo en 1958 y cierra, de manera traumàtica, en 2001, es una muestra del paso del capital productivo a la corrupción y la especulación. Todavía no hemos salido de ahí, ¿verdad?
La incorporación de las mujeres a la fábrica les otorga una mayor autonomía e independencia económica y, en muchos casos, la vinculación laboral con Pontesa dura décadas. Para estas personas el cierre debió de ser durísimo…
Y les otorga autoestima. Los largos años como asalariadas son años en los que el cuerpo se pone en movimiento: se enamoran, se organizan, hacen fiestas, juegan partidos de fútbol en solidaridad con las trabajadoras de Regojo, se reconocen con derechos, enteras. Por eso siguen, aún hoy, en juicios. Por eso entraron con su equipaje propio en la película, como pasadoras de su experiencia para el cuerpo de las actrices, por ejemplo.
As intérpretes da túa longametraxe son mulleres de perfís moi Las intérpretes da tu película son mujeres de perfiles muy diversos, ¿cómo ha sido trabajar con ellas?
Fuimos observándonos, dejando brotar ese perfume colectivo que late en toda la película y que bordea los espacios donde las cosas sucedieron. Y en la actuación, tanto de las actrices como de las que no lo son, hacia si mismas, hacia mi, hacia la obra como ese lugar que las acoge y las expresa. Comenzamos, precisamente, por las secuencias performativas para darnos cuenta de que estábamos haciendo una película. Es un entrenzado de afectos, de sororidad, de echar el resto.
«Fuimos observándonos, dejando brotar ese perfume colectivo que late en toda la película y que bordea los espacios donde las cosas sucedieron.»
Margarita Ledo, directora de Nación
Una de ellas es la poeta Eva Veiga. Tú misma también has publicado obra poética. ¿Qué importancia ha tenido la visión poética a la hora de abordar el rodaje?
No podría haber hecho la película sin Eva, la esfinge que abre la pieza para apagar la oscuridad; o sin los versos de Rafa Lobelle; sin una poética que desafía las fronteras de la representación, qeu hace cuerpo con cada material, con la autograbación de las conserveras, con la voz-gemido de las del textil, con las pequeñas factorías que siguen fabricando, con fragmentos de memoria que se proyectan en el devenir, con esa estrella que atraviesa el cielo negro, la pantalla, para que podamos desgastar en el deseo y terminar con los miedos.
Habéis trabajado con un equipo muy pequeño, ¿puedes contarnos cómo fue el rodaje y de qué manera el equipo condicionó el resultado que se ve en pantalla?
El pequeño equipo funciona como un dispositivo que encaja cada toma, con personas que están preparadas para los cambios que hago a menudo, que activan el sexto sentido cuando las dificultades aparecen. Es un equipo que respira con la película y todo esto va a parar a la pantalla. Son también esa estrella fugaz que, por ser efímera, te va acostumbrando a esperar por el instante. Que es cuando alguien dice: ¡buena! ¡ha merecido la pena! Y abrazamos a quien le coincida estar a nuestro lado.
«El pequeño equipo funciona como un dispositivo que encaja cada toma, con personas que están preparadas para los cambios que hago a menudo, que activan el sexto sentido cuando las dificultades aparecen.»
Margarita Ledo, directora de Nación.
¿Cómo ha sido el trabajo con los materiales de archivo?
Para mi los archivos son un material de estima. Los utilizo como el vestigio de algo que pasó; pero también como síntoma, como indicio de algo que se esconde. Esto me lleva hacia aquello que nunca fue mostrado, a entrar en la intimidad de los archivos personales, a conmoverme con la pose, con un objeto, con la huella que dejan las condicones en las que esa determinada imagen se realizó. Y todo eso resuena en el encuentro con otras imágenes.
¿Habéis hecho algún visionado con las antiguas operarias?
No, no. Irán a verla el 20 de noviembre al Principal de Pontevedra. El único material que trabajé con ellas fueron archivos de los años ochenta y noventa, que registran las batallas en la calle en defensa de los puestos de trabajo.
¿Dónde podremos ver Nación próximamente? ¿Tenéis previsto el estreno en Galicia?
DDespués de Sevilla Nación va a estar en Márgenes, el Festival de Cine Independente de Madrid. La primera exhibición en Galicia será en Cineuropa y, a continuación, en Pontevedra y en Lugo, en el marco de programas institucionales. Y el estreno queríamos hacerlo pronto, tal vez a finales de enero… la gente quiere y tiene derecho de verse en Nación.