Siete meses después de la fecha prevista, llega a las salas de cine Lúa Vermella, el esperado segundo largometraje del cineasta vigués Lois Patiño. La película se inspira en la historia real de O Rubio de Camelle, un buzo rescatador de cadáveres de náufragos perdidos bajo el mar de la Costa da Morte. Está producida por por Zeitun Films, fue estrenada en la pasada Berlinale y premiada con la Biznaga de Plata a la Mejor Película Española de Zonazine en el pasado festival de Málaga.
Tres mujeres llegan a un pueblo de la costa gallega buscando al Rubio, un marinero que ha desaparecido en el mar. Es un lugar donde el tiempo parece haberse detenido y donde se escuchan voces que hablan de fantasmas, de meigas, de monstruos.
Después de Costa da Morte, tu ópera prima, ¿cómo surge Lúa Vermella?
Surge como una continuación, por el deseo de seguir profundizando en la identidad gallega. Pero si Costa da Morte es un documental antropológico, que contempla la relación entre el hombre y el paisaje desde el lado de la realidad, Lúa Vermella penetra en el imaginario fantástico gallego en su relación con la muerte y con los muertos. Es una película sobre la relación entre mito y paisaje. ¿Qué leyendas pueden surgir de esta tierra donde se convive con un mar que es un cementerio y que ha sido concebido durante siglos y siglos como el fin del mundo? ¿Qué mitos despertarán estos dos polos de misterio como son la muerte y el mar? Estos son algunos de los interrogantes desde los que nacía la película.
El rodaje se realizó en dos tiempos, ¿cómo fue su desarrollo?
Al inicio la película no iba a transcurrir en Costa da Morte, sino que planeaba rodar en otras zonas de Galicia y construir un espacio ficticio, que no se ubicara en un lugar concreto, pero el descubrimiento de la historia del Rubio de Camelle fue el que me atrajo de nuevo hacia Costa da Morte. Es un lugar tan mágico y misterioso que parece una fuente inagotable de historias por contar. Ya solo en Camelle tener dos figuras tan legendarias como O Rubio o el artista ermitaño Man, es una prueba bastante elocuente.
La primera parte del rodaje la preparamos antes de conocer la historia del Rubio y trabajamos por la zona de Ribeira Sacra y Lemos. Allí grabamos sobre todo los planos de bosques, ríos, interiores de casas y también la presa de Belesar. Después hicimos una pausa de unas dos semanas que fueron muy enriquecedoras, porque nos permitió reflexionar sobre el lenguaje de la película y comprender mejor la película que iba naciendo. Así, a la segunda parte del rodaje en Costa da Morte llegamos con más confianza. A nivel de producción esta partición del rodaje en dos complica y encarece un poco, pero para películas donde se exploran nuevos lenguajes creo que muchas veces puede resultar un periodo de reflexión de vital importancia.
«Lúa Vermella penetra en el imaginario fantástico gallego en su relación con la muerte y los muertos.»
Los Patiño, director de Lúa Vermella
Las personas que aparecen en la película son actores no profesionales. ¿Cómo fue trabajar con ellos?
Sobre las personas que aparecen en la película tenemos, por un lado, a los figurantes, que en la película son la gente del pueblo que han quedado paralizados, y, por otro lado, a las meigas y al Rubio. Los figurantes que aparecen en pantalla son la propia gente de la Ribeira Sacra y de Costa da Morte. Buscábamos hacer una especie de álbum fotográfico que retratara a la gente de la zona. La película tiene la voluntad en este sentido de reflejar una realidad documental pero tiñéndola con este sustrato fantástico, llevándolo por momentos al género de terror. También con el Rubio seguimos en esta línea: él se interpreta a sí mismo en la película pero rodeado por los seres que pueblan el imaginario gallego: las meigas o los espectros de la Santa Compaña.
Las meigas eran las únicas que tenían experiencia previa en el teatro. Carmen lleva varios años en una compañía y Pilar también en teatro amateur. Para Ana sí que era la primera experiencia. Por lo que me cuentan lo vivieron como una aventura única, y es cierto que los rodajes son siempre momentos de una intensidad muy fuerte que generan muchos recuerdos. Hay muchas personas trabajando concentradas en un mismo objetivo y hay un componente de aventura que los hace muy bonitos. Creo que fue una experiencia memorable para todos.
«la película tiene la voluntad en este sentido de reflejar una realidad documental pero tiñéndola con este sustrato fantástico, llevándolo por momentos al género de terror.»
Los Patiño, director de Lúa Vermella
¿Puedes contarnos cómo fue el trabajo en la sala de montaje?
Lúa Vermella es una película un tanto singular en cuanto al orden de las fases de producción de una película. Normalmente partes del guión, luego lo ruedas y finalmente lo editas. Pero aquí nuestro guión era muy esquemático cuando realizamos el rodaje. Teníamos muy claro el lenguaje de la película y el tono, así como una pequeña estructura del relato, pero no había un guión propiamente dicho, no había diálogos escritos, sino que había creado un planteamiento donde las voces de los personajes serían monólogos interiores. De esta manera durante el rodaje nos podíamos concentrar en la imagen de los espacios, cuerpos y rostros, y fue en la fase de montaje cuando, mientras editábamos, iba escribiendo los diálogos.
La fase de edición se dividió en dos partes porque era un proceso muy exigente. Teníamos mucho material pero de imágenes muy abiertas. Digamos que teníamos muchos cuadros a lo Hopper, donde ves figuras ensimismadas que por sí mismas pueden evocar una infinidad de relatos al espectador, y esa idea me interesaba mucho. Pero a la vez teníamos que contar nuestra historia, es decir, dentro de todo ese abanico de relatos que evocaban las imágenes, quedarnos con uno y contextualizar la imagen dentro de esa historia. Teníamos que dotar de un sentido concreto a las imágenes, y ahí es donde los diálogos sirven de guía. Por eso montaje y guión avanzaron de la mano.
El sonido realizado por Juan Carlos Blancas resulta fundamental para crear la atmósfera de la película. ¿Qué importancia tiene la atmósfera sonora en un film con una propuesta visual tan poderosa?
A atmosfera sonora é moi importante sempre, pero en propostas onde o relato narrativo é máis mínimo convértese en algo fundamental. Nesta película tratábase de novo de oscilar entre o retrato máis documental e o cLa atmósfera sonora es muy importante siempre, pero en propuestas donde el relato narrativo es más mínimo se convierte en algo fundamental. En esta película se trataba de nuevo de oscilar entre el retrato más documental y el cuento de terror. En unas fases queríamos dejar sonidos limpios donde la naturaleza respirara: el mar, el viento, los árboles… Pero en otros momentos la realidad se volvía turbia y ahí trabajábamos con sonoridades densas, de muchas capas sonoras, donde los sonidos de la naturaleza se iban volviendo abstractos al mezclarse con música electrónica atmosférica. Juan Carlos Blancas era la persona óptima para esta línea de trabajo. Además de diseñador sonoro es músico y estas fusiones sonoras entre naturaleza y musicalidad atmosférica las disfruta mucho.
Otro elemento que destacaría dentro de la atmósfera sonora son las propias voces que escuchamos. Más allá del contenido de lo que dicen queríamos que fueran un ingrediente sonoro que aportara su emotividad. Hicimos aquí un casting de voces y fuimos grabando a mucha gente para dar con la sonoridad óptima que buscábamos: voces muy frágiles y débiles normalmente, o cavernosas pero hablando casi a susurros. La idea era continuar con la atmósfera pausada y espectral: voces en el límite entre el ser y el no ser, a punto de desaparecer.
«Teníamos que dotar de un sentido concreto a las imágenes, y ahí es donde los diálogos sirven de guía. Por eso montaje y guión avanzaron de la mano.»
Lois Patiño, director de Lúa Vermella.
Lúa Vermella llega a las salas para continuar con la exploración de ide la identidad gallega que el cineasta iniciaba en su primer largo, Costa da Morte. La costa y la muerte a las que hace referencia el título siguen muy presentes en el relato, esta vez desde un punto de vista fantástico y legendario.